¿Cómo se presentan?
Se dan en cualquier parte de las extremidades inferiores, más frecuentemente en la cara anterior de las piernas y el niño no puede localizarlos bien. Cuando son muy localizados, especialmente en la parte anterior de la rodilla o en el talón, se trata de inflamaciones de la zonas de crecimiento de los huesos.
Suelen aparecer por la tarde o por la noche. A veces, se dan cuando el niño está dormido, pudiendo llegar a despertarle si son muy fuertes. En ocasiones se manifiestan durante una actividad física o al término de la misma. Tienen un curso muy variable: algunos experimentan molestias de forma cíclica durante toda la etapa de crecimiento mientras que otros no presentan nunca dolor.
No sabemos con exactitud por qué ocurren realmente estos dolores, pero los médicos explicamos muchas veces que se deben a pequeñas lesiones musculares que pasan desapercibidas mientras el niño se halla activo y se manifiestan por la noche cuando el niño tiene sus músculos relajados y cualquier pequeño movimiento despierta el dolor.
La problemática de los dolores de crecimiento está en relación con que no se nos pase por alto o inadvertido un cuadro grave, en particular una leucemia. En esos casos el dolor es mucho más intenso y constante y suele acompañarse de pérdida de peso, fiebre y mal estado general. Cuando el médico encuentre algún signo sospechoso en la exploración deberá solicitar otras pruebas como estudios por la imagen y de laboratorio.
Además de darle algún analgésico suave con el consentimiento del ortopedista pediatra, los baños calentitos, la aplicación de calor localizado y los masajes son la mejor medicina. También realizar suaves movimientos de estiramiento en las extremidades doloridas.
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