Realizarse una operación de nariz o también llamada rinoplastia, trae consigo distintos beneficios, desde un punto estético al igual que funcional. Uno de los motivos más frecuentes por lo que los pacientes deciden someterse a las cirugías de nariz es la estética.
Una operación de nariz puede hacer la nariz más pequeña, afinarla, levantar narices con punta caída, reducir las fosas nasales, o por lo contrario aumentar las narices muy pequeñas, con la punta muy retraída o con “silla de montar”, otorgándoles una forma agraciada mediante injertos de cartílago que reconstruye una nariz firme y bonita, que beneficia la imagen que los demás verán de nosotros.
Así mismo, también existen pacientes que buscan una mejora funcional. Estos pacientes, además de tener una mejora funcional pueden obtener automáticamente un beneficio estético. Entre los beneficios funcionales más comunes está la apertura de los pasajes nasales en las personas que los tienen demasiado estrechos y presentan dificultades para respirar. Además, estos pacientes tienen la ventaja de que la operación puede ser cubierta por su seguro médico.
La rinoplastia se realiza en un quirófano, no pudiéndose realizar en un consultorio. Se utiliza anestesia local o general, aunque muchos cirujanos plásticos prefieren la anestesia general ya que resulta menos traumática para el paciente.
En cuanto a la edad, existen distintas y variadas opiniones sobre el rango de edad donde se está preparado para una rinoplastia, lo estipulado es que debe ser mayor de edad.
Lo más importante es considerar los ajustes emocionales y sociales de los pacientes, y sobre todo, estar seguros que los que tomaron la decisión de someterse a dicha operación son ellos y no sus padres.
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